martes, 11 de septiembre de 2007

Míster Té en la encrucijada

Hablaremos de Mister Té y su exitosa presentación ayer en la noche en La Batuta, sin embargo hay varios temas que necesariamente se vinculan y más vincularse, en realidad coexisten en mi mente al momento de generar estas letras peregrinas. Recuerdo que hace pocos días nos dejó para siempre Yolanda Montecinos. Para los jóvenes de hoy una desconocida casi total y para unos pocos una referencia lejana.

Todo eso me viene a la memoria a propósito de esta presentación porque ella era una crítica despiadada e inmisericorde. A ella debemos ese adjetivo de “rasca” aplicado inicialmente a los integrantes de la fauna artística chilena. Para ella “rascas” eran los músicos sin preparación, los cantantes sin formación técnica, los que entran al campo del arte porque Dios quiso darles un poco de talento y la vida un poco de “patas”. En ocasiones, en una muy menguada proporción, igual se atreven a nadar en las aguas tormentosas del arte. Pero hoy en verdad no hay mayores problemas porque los rascas no son los incipientes artistas sino los propios críticos.

Sí, hay que decirlo de una sola vez y sin ninguna duda: Los críticos actuales ostenten cualquier título que se desee, tal como por ejemplo, “periodista de espectáculos”, “crítico de arte”, “opinólogo”, jurado de cualquier cosa, etc., etc. son unos rascas. NO tienen preparación para hablar de lo que hablan, no poseen un nivel de expresión mínima para diferenciarse de la señora del kiosko de la esquina.

Empiezo mi labor educacional: Existen dos tipos de crítica: la que explica y la que juzga. En ambos casos la crítica seria y profesional tiene un soporte técnico adecuado. La que explica lo hace descomponiendo en un análisis pormenorizado el desempeño artístico y dando cuenta de cada uno de los componentes mínimos a fin de entender por qué tal cosa sucedió de esta u otra manera. La crítica que juzga , por otro lado, lo que hace es valorar en su dimensión una performance y señalar que tan cerca o que tan lejos se está de la competencia (del ser competentes). Muy distinto de eso es decir: “me gustó” o “no me gustó”, “le pongo un siete”, “es muy jugado”, “pueden más”, “le compraría un bajo nuevo”, “se nota que se entretienen en el escenario”, “esta mujer tiene cojones”, etc. Todas estas expresiones las escuché en la noche en La Batuta, quizás usted crea que provenían del vecino que estaba a mi lado. Fíjese que no, lo decía el jurado, ese grupo de expertos. Con argumentaciones débiles, con mucha opinión para gusto de la masa del tipo: Sin duda ustedes son capaces de más….
En fin, Mr. Té, banda emergente entusiasta y enérgica, cumplió su sueño de tocar en La Batuta. Cumplió su sueño de estar entre mucha de la gente que los quiere, cumplió su sueño de respirar el mismísimo aire que otros consagrados de la música han respirado allí mismo. Mr. Té nos deleitó, nos arrebató, nos encumbró y nos trajo de vuelta cuantas veces quiso. Quizás queden muchas otras presentaciones, tal vez otras sean más exitosas o importantes, quizás con muchísimo más público, tal vez… tal vez… pero ésta fue la primera.

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